Viernes oscuro - Seguro inseguro






El Seguro Social, el Seguro Popular: servicios de "Salud" que le han costado la vida a muchos ... Problemas de Salud que pueden prevenirse cambiando nuestro estilo de vida... como? Escuchen, bienvenidos!


El Instituto Mexicano del Seguro Social fue creado en 1943. La idea de

construirlo tuvo como sustento las tesis del Estado de bienestar, pero
sobre todo, la convicción de generar instrumentos del Estado capaces
de moderar la opulencia.

En efecto, la exposición de motivos de la Ley del IMSS de 1943
establece que el instituto fue concebido como el principal instrumento
del Estado mexicano para garantizar la redistribución del ingreso y
generar las bases elementales del bienestar y la equidad nacional.

Como puede verse, los constructores del IMSS estaban pensando en una
arquitectura institucional con las capacidades necesarias para lograr
la justicia social en aras de dar sentido al mandato constitucional
relativo a la obligación de cumplir con los derechos sociales.

Ahora que el director del Instituto, Daniel Karam, nos dice que el
IMSS vive la peor crisis de su historia nos está diciendo la verdad;
pero no porque en efecto hay un boquete financiero de dimensiones
mayores, sino porque este boquete tiene una causa previa: el olvido
histórico y la renuncia a un Estado social, argumentos que el flamante
director no incluye en sus explicaciones.

En ese sentido, el IMSS vive una profunda (crisis) que ha sido
generada porque las tesis de bienestar han caído en desuso y peor aún,
porque se les embate desde la iniciativa privada y la tecnocracia
dominantes, con la perversa intención de desmantelar lo poco que nos
queda de las instituciones de un modelo de desarrollo que apostaba, al
menos en la retórica, por la justicia y la equidad.

Para los tecnócratas como Santiago Levy y compañía, el IMSS es visto
como una carga fiscal monstruosa para la sociedad. Para demostrarlo,
construyen gráficas de todos colores, para mostrarnos que las
pensiones que se pagan a los ex trabajadores de la institución, así
como las prestaciones que se cubren a su sindicato constituyen una
sangría impagable.

No puede negarse que el sindicato del IMSS sí tiene secciones y
liderazgos que poco tienen de democráticos y que en no pocas ocasiones
incurren en prácticas que llaman a la sospecha en torno a la
posibilidad de actos de corrupción.

Pese a lo anterior, la verdadera crisis del IMSS tiene su origen en la
fractura del modelo de desarrollo, pues no es aceptable bajo ninguna
premisa, que el acceso a la seguridad social universal gratuita sea
una amenaza fiscal ni un impedimento del crecimiento económico.

En la semana que concluye, se presentaron los resultados del Índice de
Desarrollo Humano a nivel global; resulta ser que las naciones con
mejores indicadores son aquellas en las que existen esquemas de
cobertura gratuita y universal tanto de la seguridad social como de la
educación, desde el preescolar hasta la universidad.

También coincide que las naciones mejor ubicadas en el índice son las
que tienen mejores esquemas de recaudación fiscal a la par de los
mejores instrumentos de redistribución de la riqueza. Por citar un
ejemplo, hay países europeos en donde existen disposiciones legales
para evitar que al interior de las instituciones públicas, quien más
ingresos percibe no puede ganar más allá de 10 veces el monto de quien
menos gana.

Al contrario de ello, en México, el director general del IMSS percibe
como sueldo alrededor de 220 mil pesos mensuales, mientras que una
secretaria de base no percibe más allá de 7 mil pesos al mes, es
decir, una escandalosa diferencia de 31.5 veces más ingresos entre
quien dirige la institución y quien le toma las llamadas.

La crisis del IMSS no es financiera. Es parte de la crisis moral en la
que ha caído el Estado, al permitir las inmensas brechas de
desigualdad que existen a lo largo y ancho del país.

No es cierto que no haya recursos financieros para sanear a la
institución. Se dice que su déficit equivale a casi 5.6% el PIB
nacional. Pero no se dice que lo que manejan las AFORES equivale a eso
y más, negocio que fue prácticamente regalado a los banqueros y a las
aseguradoras; sectores que dieron origen por su codicia, corrupción y
cinismo, al mayor terremoto económico conocido desde 1929.

La crisis del IMSS se encuentra sobre todo en el cambio de visión en
el modelo de desarrollo del país. Si los ingresos del Instituto están
determinados por la cantidad de trabajadores y patrones registrados,
resulta ridículo pretender que haya solvencia financiera cuando más
del 28% de la población ocupada se encuentra en la informalidad y
cuando en números absolutos representa una masa de casi 13 millones de
personas, cifra casi similar al número de afiliados al IMSS que no ha
logrado llegar a 15 millones.

Mienten quienes afirman que la crisis del IMSS se debe a sus
trabajadores. La crisis del instituto es la crisis de la inmoralidad
de los políticos y los privados que han hecho del hambre y la
enfermedad un negocio, y del aparato público un nido de corrupción y
fuente de una aterradora desigualdad, que a todos debería llenarnos de
coraje e indignación, pero sobre todo, convocarnos a la movilización
para exigir justicia y seguridad social para todos.



Somos seres sociales: twitter: @pieladentro @hosscox

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